A finales de los años noventa del siglo pasado se tenía la sensación, al menos en algunos círculos, de que las religiones pasarían pronto a formar parte de la historia antigua de nuestra especie. Después vino el 11-S y todo eso cambió para situarnos de nuevo en la Edad Media.
Una pena que todavía no nos hayamos dado cuenta, a estas alturas, de que todos somos vecinos del mismo pueblo: un pedrusco de 6.370 kilómetros de diámetro.
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