17/11/17

Colegiata de Toro

¡Quién tuviera una varita mágica con la que poder hacer aparecer y desaparecer cosas!  O personas, pero ese es un tema más escabroso y en las días que corren no interesa meterse en cenagales.

De haberla tenido, hubiese hecho desaparecer a la furgoneta que aparece en la imagen y no me habría metido con el paseante, y la foto de la Colegiata de Toro (Zamora) quedaría más limpia, sin distracciones. Pero no tengo varita mágica. Qué le vamos a hacer.

También podría haberme hecho el profesional y esperar sabe dios cuánto tiempo a que el propietario del vehículo lo hubiese retirado pero, tras considerarlo serenamente, llegué a las siguientes conclusiones: a) yo no soy un profesional; b) hacía un frío de carallo; y c) las dos mujeres ateridas que me acompañaban podrían optar por golpear repetidamente mis gónadas. Completamente descartado.

¿Qué se puede hacer en Toro cuando cae la noche con una temperatura gélida y uno ha decidido no hacer más el gilipuertas? Pues irse a tomar unos magníficos vinos de la tierra. Unos vinos excelentes, por cierto, y con un repris que podría fácilmente hacer que Oriol Junqueras se pusiera a bailar el pasodoble Suspiros de España.

Saludos.


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