6/12/18

Eran días de verano

Otra foto en blanco y negro. La tomé este verano en la Ilha de Armona, cerca de Olhão, en el Algarve portugués.


Estos revelados en blanco y negro con los que estoy experimentando van a vencer mi resistencia y conseguir que de nuevo saque la lengua fuera de su sitio para volver a alabar las bondades de las imágenes en formato RAW. Si tu espíritu friki te lo pide y no tienes nada mejor que hacer, dale al botón Seguir Leyendo.

Saludos.

La verdad es que no sé por qué periódicamente vuelvo a repetir lo mismo. En esta ocasión quizás sea porque el otro día una buena amiga me decía con cierta guasa que no se explicaba cómo un ser tan abyecto como yo podía hacer las fotos que cuelgo en esta página.  La respuesta es simple: estudiando y aprendiendo. Y si se hace por placer, mejor.

Dejando a un lado los aspectos compositivos y artísticos (en los que me falta mucho por aprender), conocer el lado técnico de la fotografía ayuda y mucho. Resumiendo, desde hace muchas décadas existen dos formas de formas de hacer fotos:
  • Dejar que la cámara se imagine lo que tiene delante y, aplicando sus automatismos, decida los ajustes que necesita la imagen. Es lo que hacemos cuando disparamos con nuestro dispositivo (móvil o cámara) en modo automático y acabamos con nuestros archivos JPG terminados. Se acabó, lo que ves es lo que hay.
  • Decidir nosotros los ajustes óptimos de la cámara para capturar las imágenes en formato RAW. Esto implica que cuando vuelvas a tu casa no tendrás ni una sola fotografía que puedas contemplar en un visualizador convencional. Ninguna. Ahora hay que abrir los ficheros en un programa revelador y transformar los archivos en una imagen visible, con la inmensa ventaja de que seremos nosotros quienes decidimos cuáles son los ajustes que conducen al resultado final que deseamos. Este proceso se sigue llamando revelado, puesto que es similar al que antes hacían los fotógrafos en el cuarto oscuro con todos sus cachivaches.
Del asombroso viaje de la imagen desde que se capta hasta que aparece el resultado final es de lo que, una vez más, voy a hablar. El resumen, que no pretende ser exhaustivo sino solo una modesta guía para novatos, se puede ver en esta imagen:


 En la secuencia se observan algunas de las etapas por las que pasa la imagen acompañadas por debajo de sus correspondientes histogramas, una representación gráfica de la "luminosidad" de la imagen, de cuántos píxeles hay con un determinado "brillo", estando los más oscuros (sombras) a la izquierda y los más claros (luces) a la derecha.

La imagen 1 es una representación de los datos RAW brutos que salen del sensor de cualquier dispositivo, sin ningún tipo de tratamiento. Seguramente dirás "no se ve un carajo, está todo negro". Efectivamente, no se ve casi nada, porque un sensor es totalmente diferente de tu ojo. Funciona linealmente: a doble intensidad de luz recogida, doble nivel alcanzado. Si tus ojos funcionasen así te quedarías ciego nada más salir a la calle o encender una luz. La imagen está en escala de grises (no hay ningún color) y el histograma lineal da ganas de llorar. Aunque ya se ha aplicado la ganancia ISO solo hay sombras profundas. Así es como funcionan todos tus dispositivos: el móvil, la cámara...

La imagen 2 es lo que se obtiene después de un revelado neutro, en el que todos los ajustes están en sus valores por defecto.Ya han pasado muchas cosas desde la etapa anterior: los valores lineales se han transformado en logarítmicos con lo que tus ojos ya pueden ver la imagen con un grado de luminosidad aceptable, se ha aplicado un balance de blancos (automático o escogido) y después se ha producido el proceso de interpolación  cromática (demosaicing) en el que "milagrosamente" la imagen original que solo tiene datos de luminosidad en tonos de grises se transforma en una imagen con varios millones de colores.

Aquí es donde los dos caminos de los que hablaba en un principio se separan. Si es tú dispositivo el que toma las decisiones, entonces el revelado no será neutro y la imagen resultante será bastante mejor y más chula de la que ves aquí: el dispositivo se encargará de distribuir los valores de luminosidad y contrastar la imagen, saturarla más o menos, aplicarle cierto grado de enfoque, etc. Todo ello sin saber exactamente qué es lo contiene ni cómo te gustaría a ti que apareciera en el resultado final. Pero, en definitiva, llegas a casa con tu JPG listo y todo el trabajo ha consistido en darle a un botón y en elevar algunas plegarias al cielo esperando que esta vez hayas tenido suerte y el resultado sea molón.

Si has escogido el camino alternativo y has disparado en formato RAW ahora es el momento en el que las cosas se vuelven realmente interesantes.

Si te fijas en el histograma verás que, tras el revelado neutro, todos los valores están muy desplazados a la derecha, ya que la imagen es demasiado brillante y está sobreexpuesta, justo antes del punto en el que algún pixel se sature y sea completamente blanco. Esto se ha buscado explícitamente en el momento del disparo, pues es la forma en la que se obtiene el mejor rendimiento del sensor y un ruido más bajo en la imagen. Es el llamado derecheo del histograma. Tu dispositivo jamás hará eso por ti mientras los fabricantes de cámaras se sigan negando a implementar esta posibilidad.

La imagen 3 es el resultado del revelado que yo he escogido para esta imagen en el programa revelador que utilizo. He sido yo quien ha escogido el perfil de color y el balance de blancos para la imagen, el que ha decidido transformar la imagen en un blanco y negro, el que ha distribuido los valores de luminosidad de las sombras, los tonos medios y las luces. También he escogido el contraste, la claridad, el enfoque inicial de la imagen, un virado de color, etc.

En el histograma correspondiente se ve que ahora los niveles de luminosidad ocupan todo el rango disponible, desde los negros profundos hasta las altas luces. Aunque aún tenemos un archivo RAW no visualizable directamente, aquí podría terminar el procesado y obtenerse muy fácilmente un resultado final mediante la exportación de los datos a uno de los formatos de imagen típicos: JPG, TIF...

La imagen 4 es el resultado final que yo he escogido. El fichero RAW se abrió en un programa de edición de imágenes, con lo que finalmente se transformó en una imagen realmente visible con sus tres canales rojo, verde y azul. Después se trabajó ligeramente por zonas, es decir, se aplicaron distintos ajustes a las diferentes partes de la imagen. También se incrementó ligeramente el contraste y se le dio a la foto el enfoque deseado, y finalmente se transformó en una imagen JPG de 8 bits de la que también se muestra el histograma.

Y esto es todo. Como conclusión podríamos preguntarnos, ¿qué diferencia hay entre los dos caminos posibles? Es sencillo: mi amiga aprieta un botón y reza para que el resultado sea agradable a la vista, y yo me he pasado trabajando con esta imagen (más exactamente, jugando y disfrutando con ella) un par de horas o más hasta que he conseguido algo que, bien o mal hecho, me satisfaga a mí personalmente. Eso es suficiente recompensa para mí y compensa de sobra el esfuerzo realizado.

¿Pueden ser los resultados obtenidos por los dos caminos comparables? En algunas ocasiones favorables puede que sí, y probablemente con la rápida evolución de los software de procesamiento de las cámaras cada vez se obtendrán mejores imágenes de forma automática. Lo que creo que nunca será comparable es el grado de satisfacción que se obtiene por uno u otro camino.

Se acabó. Es posible que dentro de unos meses vuelva a largar un rollo similar sobre el mismo tema, no lo sé. Lo que si puedo jurar es que los escribo con el mismo placer e interés como si alguien fuera a leerlos.

Saludos.

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