27/10/21

Irina

Es curioso, pero en esta última escapada, justo a la salida de la cueva de Nerja, que espero que se vea por aquí, tuve un par de encuentros inesperados. El primero con una ardilla que, pasmosamente, pasó con absoluta normalidad a menos de dos metros de nuestros pies para cambiar de árbol. La verdad es que no tuve tiempo suficiente para cambiar el objetivo y poner el tele en cámara, así que le hice un par de fotos con lo que había, y a correr.

El segundo fue al llegar al coche, apenas veinte metros, y descubrir a esta mantis —llamada Irina— cómodamente instalada en su techo. Llevaba montado el 12-40 en la Olympus (un 24-80 en FF) y no tenía el macro a mano, así que el zoom a tope, buscando la distancia mínima de enfoque, y a disparar. A todo esto, Irina impertérrita durante cuatro o cinco minutos, relamiéndose y mirándome con cara de estar diciendo: Habías de ser un pouco máis pequeno... Es bien sabido que todas las mantis de la provincia de Málaga hablan gallego.

Pero lo más sorprendente no fue eso. De allí nos fuimos con el coche a una playa que está a unos seis o siete kilómetros, por un trayecto semiurbano que permitía una velocidad ligera. Al bajar, allí estaba Irina, como una estatua, preguntando si había una toalla para ella.

Creo que con esta imagen quedan demostradas dos cosas: la primera es que las mantis tienen una adherencia notable; la segunda es que tenía el coche lleno de mierda.

Saludos religiosos.

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