12/2/22

Mi segunda y muy humilde nebulosa

Hará ahora casi un año que publiqué aquí una entrada titulada "Mi primera y muy humilde nebulosa". Reproduzco a continuación sus dos primeros párrafos, que vuelven a venir aquí como anillo al dedo, con una modificación que subrayo:

"Alguna ventaja debería tener que esta página no la lea prácticamente nadie. Así, puedo usarla más como una especie de  diario fotográfico que me permita recordar dentro de un tiempo ciertas cosas, que como algo dirigido al público y que requiere un mínimo de calidad.

Por eso hoy pongo aquí la segunda imagen que he conseguido en mi vida de una nebulosa. La foto es, muy probablemente, un compendio de todos los errores que se pueden cometer al obtener este tipo de imágenes, y por eso, entre otros motivos, su calidad es directamente mala... pero es la segunda, qué carajo. Ojalá dentro de un tiempo tenga otras mejores que poner."

Después de dejar estas cosas claras, subo la imagen en cuestión, que es de nuevo, como en aquella entrada, de la Gran Nebulosa de Orión, aunque ahora en una toma bastante más cerrada:

Puede que la imagen guste más o menos pero, dejando a un lado su muy deficiente calidad, supongo que es fácil entender que para mí supone un salto en lo que había hecho hasta ahora en el complejísimo mundo de la astrofotografía. No hay mas que comparar esta imagen con la de la entrada mencionada al inicio para comprenderlo.

Dejo el resto del rollo para frikis desocupados. Al resto, saludos cósmicos.

La culpa de todo la tiene mi sobrina Marta. Hace unas semanas me informó del curso de iniciación a la astrofotografía de Trevinca, del que surgieron las fotos de las entradas anteriores. Allí me picó de nuevo el mosquito de la astronomía, de la que había olvidado en los últimos diez o quince años, desde que dejé de usar mi modestísimo telescopio, un reflector de 11 cm manual, sin seguimiento ni GoTo ni leches.

Allí vi por primera vez, en vivo y montado sobre un trípode fotográfico, un seguidor de estrellas (star tracker). Se trata de una rótula motorizada que, al girar sobre un eje muy determinado, es capaz de compensar el movimiento aparente de las estrellas en el cielo (quien gira en realidad es la Tierra), permitiendo así alargar los tiempos de exposición de las fotos sin que las estrellas y otros objetos se muevan en el encuadre. Esto facilita registrar objetos que tienen un brillo muy tenue, como nebulosas, galaxias o cúmulos estelares.

Después de documentarme y estudiar el asunto, me decidí a comprar el cacharrillo en cuestión. En mi caso un Skywatcher Star Adventurer, en su versión 2i Astrofoto, que es la que aparece en la imagen. La imagen de más arriba es mi primer intento de utilización del aparato.

En la foto de la entrada de hace un año, hecha sin seguimiento y con un zoom a 105 mm f/4, cada una de las 123 fotos que se apilaron para formar la imagen final tenían un tiempo de exposición de 3,2 segundos, que era el máximo que me podía permitir. El tiempo de exposición total fue de 6 minutos y 33 segundos. En la de esta entrada, usé un zoom a 300 mm f/5.6 (que acabó equivaliendo a un 450 mm por un despiste mío con la cámara), y apilé 100 fotos con una exposición de 30 segundos cada una, para dar un tiempo de exposición total de 50 minutos.

Ahora vienen los lloros, es decir: ¿qué hice yo y qué no debería hacer nadie en su sano juicio y que pretenda obtener una imagen de este tipo con una calidad decente? La lista es muy similar a la de hace un año:

  • Sacar las fotos desde el centro de una ciudad, en lugar de buscar un sitio con un cielo razonablemente oscuro.
  • Tener el sensor de la cámara horrorosamente sucio, algo que he tenido que disimular en el procesado.
  • Hacer un mal alineamiento con la estrella Polar, por lo que las estrellas aparecen en la imagen ovaladas y no perfectamente circulares: el eje de rotación del tracker tiene que estar perfectamente alineado con el eje de rotación de la Tierra para compensar el movimiento aparente de las estrellas. Esto hay que hacerlo situando la Polar con la máxima precisión en una posición muy concreta de un retículo que está en un pequeño telescopio (el buscador de la Polar) situado en el interior del cacharro. Con una inclinación del aparato de unos 42º (mi latitud), la postura para hacerlo es muy incómoda y, además, las novatadas se pagan...
  • Un enfoque pobre: en estas fotos se utiliza el enfoque manual a las estrellas, y en este caso no fui lo suficientemente preciso, por lo que las estrellas aparecen como círculos en vez de más puntuales, que sería lo suyo.
  • Hacer todo en una noche con la Luna más que mediada (un 61 % de iluminación) metiendo luz a todo el cielo y cargándose el ligerísimo contraste de la nebulosa con el fondo del cielo.
  • Hacer las fotos en una noche con la niebla ocupando poco a poco todo el cielo. Menos mal que Orión estaba bastante alto en el cielo, porque cuando estaba acabando de hacer las fotos... ¡ya no se veía la Polar!

¿Que por qué hice esta foto en tan lamentables circunstancias? Pues porque tenía un cacharrito nuevo y no podía esperar para probarlo. 

Como consecuencia de todo lo anterior, he tenido que sobreprocesar la imagen para obtener algo medianamente visible; esto se nota, entre otras cosas, en los espantosos halos que tienen las estrellas alrededor, que en algunos casos son de colores y en otros directamente negros. 

El procesado de estas imágenes es extraordinariamente complejo, y yo soy un novato total en el asunto, aunque estoy disfrutando mucho con su estudio. Por si a alguien le interesa, he utilizado el programa Deep Sky Stacker para el apilado de las tomas; para el procesado usé PixInsight LE 1.0 y el editor de imágenes habitual, en una especie de potaje de procesos que ni siquiera podría repetir aunque quisiera.

¡Lo que he disfrutado con todo este jaleo!

Lo dicho, saludos cósmicos.



1 comentario:

Marta dijo...

Me encanta ser culpable de esta maravilla, si ya se .. muchos errores.. pero como analfabeta de la astrofotografía y fan de mi tío, yo la veo espectacular!!! Queremos ver más!!