7/3/18

Lluvia

Como con mis historias fotográficas tiendo a enrollarme y a aburrir a las vacas, pongo la foto y más abajo me suelto. (Seguro que te preguntarás para qué carajo escribo estas cosas si no le interesan a nadie. ¡Shhh! Te cuento un secreto: las escribo para mí.)

Una prueba de un objetivo al atardecer, en la hora azul, con lluvia y luces.


Saludos.

Como comentaba unas entradas más abajo, hace un par de semanas me he hecho con un nuevo objetivo. Un Zuiko 17 mm f/1.8 para mi cámara Olympus micro 4/3. Es un cristal de gama media con muy buenos números y valoraciones, y que conseguí a un precio muy contenido para lo que se maneja en este mundo. 

Yo soy más de zooms que de focales fijas por la versatilidad que ofrecen, pero hay que reconocer que la calidad de la imagen no puede ser la misma con un objetivo con lentes fijas que con otro en las que andan todo el rato de aquí para allá. No se puede tener todo al mismo tiempo. Aún encima, los zooms que uso con la Olympus son los más sencillos y económicos que hay (12-42 y 40-150), aunque en su gama van muy bien. Más del 90 % de las fotos que hago con la Oly las hago con ellos por vagancia, y de momento me voy apañando aunque sé de sobra que la calidad no es óptima y tengo algún plan al respecto.

Así que de vez en cuando intento hacerme con algún cristal más decente. Hace tiempo que tengo el 45 mm f/1.8, y el año pasado me hice con el 60 mm f/2.8 macro. Ambos están hasta ahora muy infrautilizados, pero con las primeras pruebas que acabo de hacer con el reciente 17 mm, creo que esto va a cambiar radicalmente.

El caso es que al recibir el objetivo me quemaba el culo por hacer las primeras pruebas. Por eso me largué a Xinzo a darle algo de caña. Las tres fotos del entroido que aparecen más abajo están sacadas con él, y las primeras sensaciones fueron muy buenas. Mi Oly EM-10 no se distingue precisamente por su rapidez de enfoque y por el seguimiento del mismo en situaciones dinámicas, pero aún así las fotos me parecen al menos pasables.

Había que hacer más pruebas, y en situaciones más estáticas. Este objetivo tiene una focal equivalente de 35 mm en formato completo, muy recomendada para fotografía callejera, así que el plan era salir a darle al zapato por la ciudad. Y en esto empezó a llover.Y aquí seguimos, papando borrascas atlánticas una tras otra, y lo que te rondaré, morena. Ya me temía yo esto en noviembre, cuando tanto se hablaba de la pertinaz sequía.

Afortunadamente recordé una frase que le oí al fotógrafo José Benito Ruiz hace tiempo, que venía a decir: "De marcharse a casa nada. Yo quiero hacer lluvias, nieblas, nieve..." Y tenía razón. Así que con la cámara y el bolso debajo de un chubasquero me fui la tarde del sábado a patear un rato por ahí. Y lo que me encontré al llegar a casa empezó a gustarme. El cristalito promete. En condiciones más favorables la cosa se puede poner bien.

En los próximos días pondré aquí algunas de las fotos que obtuve ese día. Están todas sacadas bajo la lluvia o metido bajo algún resguardo precario. La de hoy es la más blandita de todas, así que espero ir a más.

Creo que a partir de ahora voy a empezar a darle más caña a los objetivos fijos y dejar descansar un poco a los zooms, aunque tenga que cambiarlos más veces. Ya veremos.

Saludos.

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