6/11/19

Tampere

Hace un par de entradas decía que llevaba un tiempo sin darle al dedo (con la cámara) y que esperaba que dicha situación cambiase en breve. Pues bien, ya ha cambiado.

Por cuestiones familiares, he tenido la ocasión de hacer un viaje en el que he estado en Finlandia y también, de paso, en Estonia. Sí, amigos, manda carallo. ¡Quién me iba a decir a mí hace un año que daría con mis huesos en semejantes latitudes! (61,51º norte.) Como es muy posible que no vuelva a caer por estos lugares, sobra decir que aproveché la ocasión para darle caña a mi cámara de viajes, la Olympus EM10, pequeña, ligera y extremadamente portable.

La primera imagen que pongo está tomada en la ciudad en la que más tiempo estuve: Tampere (léase como palabra esdrújula), una ciudad situada a unos 200 km al norte de Helsinki, y que es la tercera del país por número de habitantes. Es sabido que Finlandia se conoce como el país de los mil lagos. Pues bien, Tampere se encuentra entre dos de ellos: el inmenso lago Näsi (o Näsijärvi), con una extensión de 257 km2, y el Pyhä (o Pyhäjärvi), con 121 km2. Como referencia, te diré que la mayor de las rías gallegas, la de Arousa, tiene una extensión 230 km2, así que no estamos hablando de dos lagunitas precisamente. La verdad es que son gigantescos.

Pues bien, resulta que ambos lagos no están al mismo nivel ya que el Näsi se encuentra 18 metros por encima del Pyhä, en el que desagua a través del río Tammerkoski, de unos 2 km y lleno de rápidos, alrededor del cual nació la ciudad para abastecerse de energía hidroeléctrica. En la foto, una de las presas que se construyeron a tal fin.


He escogido esta imagen como la primera en subir aquí porque creo que refleja la esencia de la ciudad, también llamada la Manchester finlandesa. Una ciudad de origen industrial en la que todavía existen multitud fábricas incrustadas en su centro, con grandes chimeneas, muchas de ellas reconvertidas en centros comerciales o culturales, todas ellas construidas en ladrillo visto y que presentan un gran contraste con la gélida luz propia de estas regiones a estas alturas del año.

Vendrán más. Saludos nórdicos.

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